Temple Grandin
Departamento de Ciencia Animal
Colorado State University
Fort Collins, CO 80523-1171
Publicado en Beef, junio de 1999, pp. 14-16
Traducción del Dr.Marcos Giménez-Zapiola
Cuando un toro está en su propio rancho está sereno y pacífico. Cuando se lo enfrenta al entorno extraño de la estación de pruebas de rendimiento, el mismo toro se vuelve incontrolable y carga contra la gente.
¿Por qué razón un caballo se mantiene en calma cuando una bolsa de plástico pasa a su lado, llevada por el viento, y otro caballo se vuelve loco? Ambos animales pueden ser huidizos y tensos, que se vuelven temerosos cuando se los enfrenta bruscamente a una imagen o un sonido nuevo. Los animales que tienen una disposición genética que los hace huidizos son más reactivos propensos a ponerse muy asustados cuando se los sitúa súbitamente en un medio ambiente nuevo, o cuando perciben imágenes y sonidos nuevos.
El comportamiento está determinado por los factores genéticos y por la experiencia.
El ganado que rara vez ve gente será más arisco y tendrá una zona de fuga más amplia que el ganado que ve gente todos los días.
Los animales que son manejados en calma tendrán zonas de fuga más pequeñas, y serán más fáciles de trabajar, que aquellos que han sido manejados rudamente.
Un caballo con temperamento huidizo puede ser entrenado gradualmente para que tolere las bolsas de plástico, pero se espantará más fácilmente si ve una cometa a la que no se le ha enseñado a tolerar.
De modo que ¿cómo se determina el temperamento heredado de un animal, si la experiencia tiene un efecto tan grande? La mejor manera de hacerlo es someter al animal a una experiencia nueva que le provoque miedo. Uno de los mejores lugares para observar la reactividad genética real de un animal es la pista de remates. Los animales muy asustadizos intentarán saltar la cerca o la atropellarán.
Un ranchero me dijo que cuando compra toros, entra al corral saltando el cerco para sorprenderlo. Y jamás compra un toro que se asusta.
Los efectos de la experiencia prácticamente desaparecen cuando un caballo o un toro son sorprendidos súbitamente por una imagen o un sonido nuevo. La tendencia a sorprenderse o agitarse cuando se los somete a una experiencia nueva está determinada por la propensión genética a asustarse.
El nivel de temerosidad de un animal es el "temperamento" que se mide cuando se le fija un puntaje numérico en la escala de reacción en la manga de compresión. Los vacunos que se ponen altamente agitados al ser inmovilizados son los más temerosos. Un caballo con un temperamento huidizo y excitable puede ser tranquilo en su hogar, pero quizás retroceda, corra o corcovee la primera vez que vea y oiga el ruido que hacen las banderas que se usan para decorar los terrenos de las exposiciones.
Los mecanismos del miedo
El miedo es una emoción universal que mueve a los animales a escapar de sus predadores. La investigación científica ha permitido hacer un mapa de los circuitos del miedo en el cerebro de los animales. Joseph LeDoux, del Centro de Neurología de la Universidad de Nueva York, descubrió que tanto los animales como las personas pueden desarrollar recuerdos permanentes e imborrables del miedo.
Un buen ejemplo sería un caballo que ha golpeado su cabeza contra la entrada de un acoplado de transporte la primera vez que se lo sube al mismo. Esto puede hacer que sea difícil de embarcar por el resto de su vida. La memoria del miedo se registra en la amígdala, un centro situado en el cerebro inferior. Los entrenadores de caballos deben ser muy cuidadosos para impedir que se les formen recuerdos del miedo, que luego podrían interferir con el entrenamiento.
Los problemas con los recuerdos del miedo tienden a presentarse con los caballos y los vacunos muy huidizos y excitables. Si se forma un recuerdo de miedo, un caballo puede ser capaz de superar el miedo a los acoplados, pero ese recuerdo puede llegar a aflorar cuando menos se lo espera. Para superar el miedo de golpearse la cabeza, la corteza (los centros superiores del cerebro) deberá enviar continuas señales para suprimir el mal recuerdo. Los recuerdos del miedo se le pueden formar instantáneamente, pero luego puede tomarle meses aprender a no tenerle miedo al acoplado. Cuando se entrena caballos, el énfasis debe estar en impedir la formación de este tipo de recuerdos.
Se necesitará mucho mayor cuidado con caballos tensos y huidizos que con caballos calmos, de sangre fría. Los entrenadores deben saber reconocer estas diferencias individuales cuando trabajen con los caballos.
Los métodos de entrenamiento y la genética
Un principio básico es que los animales genéticamente calmos pueden ser enfrentados mucho más rápidamente a nuevas experiencias que los animales cuya reacción genética es excitable. Si un animal excitable es forzado a hacer muchas cosas nuevas a la vez, podría tornarse extremadamente temeroso y no ser capaz de recuperarse fácilmente. No me agradan los métodos duros de entrenamiento de caballos, pero la gente que los emplea dice que funcionan. Un método consiste en atar un potro a un poste y agotarlo arrojándole bolsas, latas, objetos de plástico y cualquier otra cosa hasta que deje de luchar. Esto puede funcionar con un potro genéticamente plácido, calmo, pero probablemente arruine a un potro árabe excitable y tenso. Este es un buen ejemplo de cómo interactúan la experiencia y la genética. Un potro árabe jamás se acostumbrará, y seguirá asustándose. Los experimentos realizados con porcinos por Ted Friend en Texas A&M University muestran vívidamente cómo reaccionan animales diferentes al ser metidos a diario en un estanque para hacerlos nadar, durante varios días. Todos los animales se asustaron la primera vez, y sus niveles de adrenalina subieron por las nubes. Luego de varios días, los animales fueron divididos en dos grupos. Los cerdos genéticamente excitables jamás se acostumbraron, y sus niveles de adrenalina se mantuvieron elevados. En el grupo de cerdos más calmos, en cambio, los niveles de adrenalina fueron descendiendo sucesivamente en cada inmersión.
Cualquiera que entrene animales debe entender que los ejemplares extremadamente huidizos deben ser enfrentados gradualmente a las nuevas experiencias, en lugar de ser forzados súbitamente a ellas.
Las primeras experiencias importan
Es importante, tanto para los caballos como para los vacunos, que sus primeras experiencias con algo nuevo sean buenas. El caballo que se descontroló la primera vez que se lo quiso hacer trotar quizás mantenga siempre la tendencia a corcovear o saltar cuando cambie del paso al trote. Se le puede generar miedo, pues el cambio de andadura se convierte para él en una experiencia atemorizante. Si el animal sigue exhibiendo problemas con el trote, un cambio en la montura, que le haga sentir diferente cuando trota, puede ayudar a evitar que se le desencadene la memoria del miedo.
Las investigaciones realizadas con ratas demuestran que una primera experiencia mala tiene un poderoso efecto negativo. Si se aplica un choque eléctrico a una rata cuando entra por primera vez a un pasillo de un laberinto, jamás volverá a entrar a ese corredor. Sin embargo, si la rata ya había entrado varias veces sin recibir el choque, volverá a intentarlo luego de sufrirlo una vez.
Por esta razón, la primera experiencia de un caballo con un acoplado de transporte debería ser buena, y lo mismo vale para la primera experiencia del ganado vacuno con un corral (por ejemplo, darles forraje). Si estas primeras experiencias son malas, los animales pueden adquirir un miedo permanente a los acoplados de transporte o a los corrales. Las experiencias iniciales causan una gran impresión en las especies animales de presa, como los vacunos y los equinos.
La paradoja de la novedad es que asusta al animal cuando se la impone súbitamente, pero lo atrae si se le permite acercarse voluntariamente. Un tablero o una caja colocados en una pastura o en un corral atraerán tanto a los caballos como a los vacunos, que se acercarán, lo tocarán y lo olfatearán; pero si el viento mueve el objeto, retrocederán rápidamente.
Los vacunos y equinos más excitables y huidizos son los que mostrarán una atracción más fuerte por objetos nuevos en su entorno, pero serán los primeros en escapar si el objeto se mueve. Los animales excitables están más alertas respecto de su medio ambiente que los animales calmos y plácidos. Muchos entrenadores consideran que los caballos más briosos y excitables son más inteligentes.
Las personas que trabajan con ganado vacuno o con caballos podrá pasarla mejor, durante el tiempo que dedican a trabajar con ellos o a entrenarlos, si tratan de entender esta interacción entre los factores genéticos y la experiencia. El principio básico es que los animales de genética huidiza y excitable deben ser expuestos a las experiencias nuevas de manera más gradual que los animales de temperamento sereno y tranquilo.